¡Ah! la historia. A veces hilvana más disparates que las propias leyendas
Estos días he estado leyendo un libro, que recomiendo a todo el mundo porque desperdicio desde luego que no tiene. Además sin perder la exquisitez con la que expresa sus gustos e investigaciones la periodista Nieves Concostrina, la escritora de tantos libros que alejándose de lo macabro nos hace soltar más de una carcajada con este asuntillo, entendiblemente no muy bien digerido en nuestras vidas, que es la muerte.
Lo que desde luego es indiscutible es que las personas somos únicas y como tal en un estado u otro, dar damos de que hablar.
He extraído una historia bastante simpática relacionada con Carlos II y su único testículo. El único testículo y más tarado que los protagonistas de las segunda temporada de American Horror Story. El caso es que he querido compartirla porque al igual que Nieves, a mí también me gusta ese “tirar del hilo” para conocer el epicentro de los hechos de las distintas versiones de la historia. Y porque aunque por motivos diferentes, este verano también elegí a este personaje para desarrollar una de las paradas de la Visita nocturna-teatralizada del Cementerio de Granada. En mi caso, explicar porque a primeros del siglo XIX los españoles pasaban hambre. Y hambre, ciudades cada vez más pobladas, y epidemias tejían una combinación perfecta para que fueran muchos los que no sobrevivían para contarlo, y claro en una sociedad que quiere ciudades más decentes, a ver que se hacía con tanto difunto.
Ni que decir tiene que a esa sociedad española más que llevarse un trocito de pan a la boca le hubiera gustado llevarse un buen trozo de jamón “aunque sea”, y sinceramente a mí también me gustaría rellenar el bocata con jamón, y no con mortadela de aceitunas, que a pesar de la alta estima en tiempos raros, el consumo prolongado cansa. Así que parece que aunque los tiempos cambian todavía se siguen pareciendo.
El testículo atrófico de Carlos II El Hechizado
Nieves CONCOSTRINA. POLVO ERES. 8 Edición, Ed. La esfera de los libros
Al rey Carlos II le llamaron el Hechizado. Falleció el 1 de noviembre del año 1700, pero sólo un mes antes de morir, el 2 de octubre, firmó un testamento que montó una buena en Europa: como murió sin descendencia, declaró al Duque de Anjou, futuro Felipe V, heredero de la Corona de España, decisión que nos trajo la famosa Guerra de la Sucesión. La consecuencia de la esterilidad de Carlos II fue que los Borbones ganaron el trono.
Carlos II tuvo más enfermedades en sus escasos años de vida que un tratado de medicina. Sufrió sarampión, raquitismo, viruela, problemas gástricos, paludismo, hidrocefalia, fiebres tercianas y, lo que era peor, hipogenitalismo, o sea, que sólo tenía un testículo, y no precisamente a pleno rendimiento. Al rey se le intentó curar con miles de remedios, y de hecho el verdadero milagro es que sobreviviera casi treinta y nueve años, cuando nadie daba un duro por su vida casi desde que nació. Al ser rey, lo que más preocupaba era su esterilidad, porque de ella despendía un inmenso territorio.
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Cuando murió se le realizó la autopsia, algo poco común con los reyes españoles. Según el informe de los médicos, el corazón era tan pequeño como un grano de pimienta, los pulmones estaban corroídos, los intestinos gangrenados, el testículo estaba negro como el carbón, y la cabeza llena de agua. No tenía desperdicio.
A todos nos han enseñado en la escuela que la llegada de los Borbones al trono español tuvo sus orígenes en la Guerra de Sucesión, pero si tiramos del hilo queda claro que la culpa la tuvo el único y atrófico testículo del rey Carlos II.
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A Nieves: Espero que no te moleste si decido seguir compartiendo algunos renglones de tus historias.