Cementerio judio «El Mellah» en Fez, Marruecos
Una práctica muy común entre el pueblo musulmán ha sido visitar los cementerios, se convirtieron en lugares con gran vida en torno a sus lápidas. Las sepulturas más visitadas eran y siguen siendo la de los santos, se solía acudir a preguntar a los sabios, e incluso se permitían banquetes y otras actividades como recitar poesía.
Yo no digo que Boabdil fuera un santo o un sabio pero desde luego que fue uno de los personajes que han marcado las páginas de la historia. Así que con la intención de rendir homenaje al que fuera el último rey de la Alhambra musulmana, visité recientemente la ciudad de Fez, en Marruecos.
Pero la intención en intento se quedó. Ni siquiera tengo claro, a día de hoy, si la localización del posible emplazamiento de su tumba es exacta. O está dentro de la mezquita Andalusí o en el Cementerio Andalusí. El hecho es que a un lugar no puede entrar, al no ser creyente y el otro lleva cerrado sin posibilidad de visita desde hace un tiempo. Y fue en ese trasiego de esquinazos y negativas como descubrí una ciudad increíble, (de esas que normalmente no reflejan las guías turísticas), y la historia de Suleika Hachuel. Pero antes de contaros la historia de esta heroína que se negó a renunciar a su fe dejadme que os hablé de “El Mellah”.
En el 818, unos años más tarde de la fundación de Fez, la ciudad recibió familias expulsadas de Córdoba y se cree que entre ellas ya había algunas familias judías. “El Mellah” es el barrio judío levantado por estos sefardíes huidos de Córdoba, y está situado en las proximidades del Palacio Real, hospitalidad que la comunidad judía tuvo que pagar con un impuesto anual.
Aunque en la actualidad la presencia judía aquí casi ha desaparecido. El Mellah, se distingue de los barrios musulmanes porque las casas judías tienen balcones y las musulmanas no. La religión judía no impide observar a las mujeres, por lo que las casas pueden mirar a la calle. En las viviendas musulmanas las ventanas se abren hacia un patio interior.
Es curioso que a pesar del abandono en el que se encuentra el barrio, todavía se puede admirar la grandiosidad de dos lugares que por su interés y su importancia destacan; el cementerio y la sinagoga.
El Cementerio judío de El Mellah, Fez
El cementerio causa una gran impresión, es un mar de tumbas blancas que se extiende colina abajo. La idea de comunidad no desaparece siquiera con la defunción, de manera que el cementerio se concibe como un lugar de descanso digno. De ahí que a veces se hace referencia a este lugar como “casa de la vida”. Eclesiastés 12.5: “… y es que el hombre se va a su eterna morada y circulan por la calle los del duelo”
Y en este lugar de paz y con toda la tarde por delante descubrí que en uno de los recintos consagrados, normalmente a rabinos, había escrito este nombre de mujer Suleika Hachuel.
Así que este nombre es motivo de peregrinación para muchos marroquíes y judíos sefarditas que visitan anualmente ese sitio, aunque todo esto lo supe más tarde.
Al igual que en las costumbres islámicas los judíos acuden al cementerio a preguntar a los sabios Y aunque esto puedo sonar raro puesto que Suleika murió por negarse a convertirse al Islam, muchos musulmanes buscan ayuda en sus rezos de gente santa de otras religiones, aún de aquellos que consideran como infieles.
Y para nosotros, otro tipo de habitantes del mundo, el lugar de descanso de muchos de nuestros ídolos despierta gran interés, tanto que existe el “Turismo de Cementerios”, y de eso siendo guía del Cementerio de Granada entiendo un rato.
Suleika nació Tánger, en 1817. A los 17 años era reconocida por su belleza y dos primos la pretendían. Pero Suleika no estaba interesada en ninguno de ellos. Su mejor amiga Tahra de Mesoodi, una joven musulmana, quería que Suleika se convirtiera al Islam para huir de la presión familiar. Pero esa era una opción no aceptable para Suleika, quien era una devota judía. Por lo tanto, Suleika prefirió alejarse de su amiga.
Tahra decidió no dejar así las cosas, y envió un mensaje al líder musulmán diciendo falsamente que Suleika se había convertido al Islam
Al difundirse los rumores sobre su presunta conversión, Suleika lo desmintió. Fue entonces acusada de haberse convertido al Islam y después haber regresado al Judaísmo, lo cual estaba considerada una conducta abominable según la ley islámica. El líder musulmán, prendado por su belleza le ofreció una fortuna en oro y seda si tan solo confesaba su supuesta “culpabilidad”.
Pero Suleika se negó a admitir que se había “reconvertido” y no obstante las amenazas, expresó no temer a los maltratos y las torturas que podían infringirle.
Fue acusada de blasfema y de profanar el nombre de Alá, y fue enviada a la cárcel. Los esfuerzos de sus padres por salvarla la llevaron a Fez, sin embargo la decisión estaba tomada, y aunque una vez en Fez el sultán ordenó que fuera decapitada públicamente, él quería que ella reconsiderara su postura por ello ordenó que la ejecución se hiciera en forma lenta, para que en algún segundo ella pudiera cambiar de idea. Pero eso no sucedió.
Al ver brotar su propia sangre, con coraje Suleika dijo sus últimas palabras:
“Pues muriendo como muero inocente, el Dios de Abraham vengará mi muerte”.
Descorazonada, la comunidad judía pagó dinero para recobrar su cuerpo, porque aunque mutilada los judíos tienen la creencia de la resurrección física exige la conservación del cuerpo. Ella fue envuelta en un paño de lino y enterrada en el cementerio de Fez, con los pies orientados a Jerusalén para que cuando su alma despertará supiera hacía donde tenía que ir.
Sinagoga Dana
El otro lugar indispensable del Mellah es la sinagoga Danan. Fue edificada en el siglo XVII y está encajada entre dos casas de El Mellah, aunque la portada es tan sencilla que no hace suponer la maravilla que encierran sus paredes.
Esta sinagoga, después del abandono del barrio por la mayoría de las familias, entró en un estado de abandono del que fue salvada en el año 1998 por una asociación de la que forman parte relevantes familias judías e incluso, el anterior rey de Marruecos.
La planta del edificio está dividida en cuatro naves. Sobre una de las naves se sitúa la galería de mujeres. En una de pared central es donde se guarda la “Torá”, que de hecho se conserva ya que la Sinagoga se sigue utilizando para determinados actos, de hecho el príncipe Charlie de Inglaterra estuvo visitándola después de la restauración. En la nave derecha se encuentra una escalera que desciende hasta la mikve, el baño ritual. En definitiva la sinagoga pone de manifiesto la riqueza ornamental de los sefardíes, que en Granada, por desgracia, no se conserva o está esperando ser rescatada.
Así que como no hay mal que por bien no venga, ni mal que dure más de 100 años. No haber vuelto a España con la satisfacción de visitar la tumba de Boabdil, me hace verme a mí misma como a mi amigo César en su empeño, que doy por hecho un día concluirá, de recuperar para la memoria histórica de España una de las espadas de Boabdil, que tan bien la custodian los descendientes italianos de los Campotejar del Generalife.
“Me basta un poco de pan, suficiente es.
Andrajos de trapo son mis vestidos.
¿Para qué ir tras un cuerpo
Que se secará como una flor silvestre?
Ibn Gabirol (poeta sefardíta de la Garnata del S.XI)